Desde el Frente Grande Saladillo, queremos expresar a nuestros vecinos la profunda preocupación que nos genera la decisión del presidente Milei de retirar a la Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para comprender la magnitud de esta medida, es fundamental entender el rol que cumple esta organización desde su creación y por qué una decisión de esta envergadura debería haber sido, como mínimo, debatida y consensuada por todos los ministros de Salud de Argentina en el marco del COFESA (Consejo Federal de Salud).
Desde su fundación en 1948, la OMS promueve políticas sanitarias a nivel global, brindando financiamiento, capacitaciones y recursos a los países miembros. Una de sus principales funciones es coordinar esfuerzos sanitarios ante catástrofes y garantizar un grado de equidad en la distribución de recursos, dirigiendo apoyos hacia las economías más vulnerables del mundo.
Es falso que el desarrollo de la pandemia mediante el modelo de cuarentenas no sirvió a propósitos sanitarios, esto quedó comprobado en publicaciones internacionales en revistas prestigiosas como The Lancet. Queremos destacar el trabajo incansable que realizaron los trabajadores de salud de nuestra ciudad, que cuidaron de nosotros a riesgo de su propia vida. La pandemia lejos de ser un ejemplo de malas decisiones, como dice el presidente, es un ejemplo de cómo la solidaridad y la igualdad son alcanzables cuando lo más importante para el estado es la vida de la gente.
Sus acciones, y su discurso violento, junto con su afán de desmantelar el Estado desde adentro —como él mismo se jacta—, se refleja en el aumento de conductas violentas que observamos en nuestra sociedad. No olvidemos que en las primeras semanas de este año echó a 1400 trabajadores del Ministerio de Salud de Nación, de los cuales el 40% era personal de la Dirección de Respuesta al VIH, Hepatitis y Tuberculosis, además redujo un 76% los fondos destinados. Desfinanció políticas de salud, dejó de entregar preservativos, anticonceptivos e insumos. Recortó desde hace más de un año la entrega de medicamentos de alto costo, oncológicos y crónicos a pacientes pediátricos.
Desde nuestro espacio, no renunciaremos a la convicción de que la solución debe ser colectiva, inclusiva y guiada por la solidaridad hacia nuestros semejantes. Seguiremos alzando la voz cada vez que la injusticia pretenda imponerse como norma.
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