Por Carlos A. Gorosito – Ex Intendente de Saladillo
Hace un mes, el de 28 abril, dejó la vida terrenal nuestra querida convecina Josefa Milagros Zabala (“Pepa”). Partió hacia la patria celestial para reunirse con sus familiares y amigos.
Había nacido el 5 de julio de 1926, tenía 98 años y estaba pronto a cumplir 99 años, arañando el centenario de su vida. Vida dedicada a su familia, pero también a una causa política representada por la UCR.
Tuvo una militancia silenciosa pero activa en la vida partidaria. Nunca ocupó un cargo partidario ni público, pero siempre difundió las ideas del radicalismo y ante cada acto electoral repartía las boletas de los candidatos del partido.

Durante décadas ensobró la boleta partidaria para que luego el resto de los militantes hicieran su distribución. Le transmitió su vocación a su hija Cristina Marti, quien llegó a ser consejera escolar durante mis gestiones en el Gobierno local y presidir el cuerpo.
Vivió desde pequeña en la zona donde está ubicada la Escuela Nº4 “Martín Miguel de Güemes” y luego en el sector urbano de la ciudad.
El radicalismo saladillense le debe el reconocimiento a su militancia y yo particularmente, dado que me acompañó durante toda mi carrera política.
Ella estuvo entre quienes impulsaron mi candidatura en 1991 y luego me convirtieron en Intendente de mi distrito durante 24 años consecutivos. Siempre tuve su apoyo. Al cumplirse el primer mes de su partida hacia el descanso eterno, hago propicia la oportunidad para rendirle mi homenaje, en el convencimiento de que también estoy interpretando el sentimiento de todos los correligionarios que la conocieron y la trataron.
Toda vez que sus familiares le festejaban su cumpleaños, yo estaba entre los invitados. Recuerdo una anécdota que grafica el afecto que era recíproco entre nosotros: En 2019 le festejaron su cumpleaños número 93. La fiesta ya estaba concluyendo. Yo debía retirarme y me acerqué a despedirme. Ella me dice en forma imperativa pero risueña: “Debe quedarse al corte de la torta, yo siempre he dado la cara por usted y aún lo hago, así que se tiene que quedar”.
Esta frase de “Pepa” me emocionó. Sé que lo expresó desde lo más profundo de su corazón. Como no estar agradecido con una mujer como ella, con una correligionaria como ella, que se brindó por la Unión Cívica Radical. Yo he estado entre los correligionarios que ella ayudó para acceder a una representación pública y desde esa representación pública servir al pueblo. Creo haber honrado el cargo al que ella, como muchos otros correligionarios, me ayudaron a llegar.
En la Unión Cívica Radical en general y en el radicalismo saladillense en particular hubo y hay muchos correligionarios y correligionarias que militan incasablemente para que otros correligionarios puedan servir a la comunidad desde la función pública, que trabajan también incasablemente sin pedir nada a cambio, para que una idea se convierta en acción, en acción positiva al servicio del pueblo. Y Pepa se encuentra entre esas personas maravillosas que tienen los partidos políticos y las comunidades como la nuestra.
Pepa, muchas gracias por tu militancia y desinteresado apoyo. Siempre te recordaremos con gran afecto.