Funcionarios municipales y jóvenes que integran el grupo de motociclistas que habitualmente se juntan para “tirar” cortes y hacer acrobacias y maniobras peligrosas, comenzaron a reunirse para llegar a un acuerdo
Ante la necesidad de encontrarles una solución a los problemas generados por motociclistas que alteran la calma y ponen en riesgo su vida y la de terceros en la ciudad de Saladillo, funcionarios municipales se reunieron con un grupo de jóvenes para dialogar y encontrar puntos en común.
A través del director de Seguridad Vial, Marcos Derman, se generó un diálogo directo con estos jóvenes a los que les gusta juntarse –muchas veces en torno a lo que ellos denominan “El Domingrau”– para “tirar” cortes con las motos, hacer willy, “quemar caucho” con las ruedas y hacer acrobacias y maniobras peligrosas.

“Ellos –que generalmente son entre 40 y 50– lo toman como un deporte, pero hay un sector importante de la sociedad que se siente afectado por las prácticas que realizan, sobre todo por los ruidos molestos y las maniobras peligrosas”, explicó el secretario de Seguridad Ciudadana, Fernando Arrospide.
“Es por esa razón que nos juntamos a charlar para escuchar sus inquietudes y demandas y nosotros plantear nuestras preocupaciones y retransmitirles el descontento de mucha gente que está verdaderamente cansada por los ruidos y las maniobras”, señaló Arrospide.
“Vale aclarar que es un problema que está en muchísimas otras ciudades parecidas a Saladillo. Cuando uno habla con otros Secretarios de Seguridad o Directores de Tránsito, te dicen que la gran problemática son las motos”, dijo.
La posible solución
Debido a las infracciones que cometen, en el último tiempo el Municipio de Saladillo secuestró alrededor de 20 motos. “Hemos avanzando fuertemente con los controles y las sanciones, pero no es la solución definitiva. Tarde o temprano, el problema se reaviva. Tenemos que encontrar la salida por otro lado, que es precisamente la del diálogo y el consenso. Lo importante es convivir y respetar los derechos de todos”, sostuvo.

Una de las salidas al problema es que los motociclistas puedan tener un lugar propio para ellos, con toda la responsabilidad que eso amerita, sin molestar ni perjudicar al resto de la sociedad. “Si ellos quieren seguir haciendo sus actividades, la condición es que lo hagan fuera de la planta urbana. Lo que les proponemos es sacar el ruido y la peligrosidad de las maniobras de la ciudad propiamente dicha”, expresó Arrospide.
Por lo general, estos grupos se reúnen en el Parque República de Brasil y luego se dirigen hasta el viejo “cruce de la muerte”, en la rotonda de Rutas 205 y 51, y al tramo que comunica ambas rutas (por la zona de la planta de Thyssen).
“Ellos piden un espacio para hacer sus actividades y en ese sentido estamos trabajando. Es respetable lo que plantean, porque, así como hay quienes les encanta el fútbol u otro deporte, a ellos les gusta andar en moto. Lo que pretendemos es convivir. Ellos saben que lo que hacen es molesto. El diálogo está abierto y son chicos que realmente están demostrando mucha educación, seriedad y predisposición. Ojalá lleguemos a buen puerto”, auguró el funcionario.