Los autores habrían saltado el tapial que da hacia la playa de estacionamiento del Palacio Municipal, contiguo al Salón Pablo VI, e ingresaron a la Oficina Parroquial tras violentar una ventana
Muy tristes y dolidos se los notó esta mañana al padre Walter Kowalski y a todo el personal de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Saladillo, tras tomar conocimiento de que autores ignorados ingresaron al templo para revolver todo y robar una computadora y algunas otras pertenencias menores.
El lamentable y repudiable hecho se produjo en horas de la madrugada de este viernes. Los ladrones habrían saltado el tapial que da hacia la playa de estacionamiento del Palacio Municipal, contiguo al Salón Pablo VI, e ingresaron al patio trasero de la Iglesia.
Luego de violentar una ventana, se metieron en la Oficina Parroquial y revolvieron todo. También entraron a la Sacristía y a otros sectores, donde, en principio, no se registraron faltantes.
Todo indicaría que buscaban dinero y objetos de valor, porque abrieron cajones, armarios y desparramaron todo. Se llevaron, entre otros elementos menores, la computadora de escritorio de la Oficina Parroquial que guarda información relacionada a bautismos, casamientos, comuniones, cartas y actividades propias de la Parroquia.
Cabe destacar que el lugar cuenta con sistema de alarmas, pero por alguna razón no se activó.
La Policía ya está al tanto de lo sucedido e inició las averiguaciones correspondientes para dar con los autores, debido a que en la zona hay cámaras de seguridad que registran todos los movimientos.
Peritos de la Policía Científica también levantaron rastros que aportarán datos a la investigación.

No es la primera vez que delincuentes ingresan a la Parroquia con fines de robo, por lo que resulta necesario buscar alguna alternativa para prevenir este tipo de hechos.
“Estamos muy tristes. Es un panorama muy desolador. No se llevaron nada importante porque no tenemos nada de valor, pero lamentamos los destrozos y ese sentimiento de inseguridad que se genera”, manifestó el cura párroco Walter Kowalski.
“No queda más de rezar por las personas que hacen este tipo de cosas, para que recapaciten. Es muy absurdo lo que pasó”, reflexionó.
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