Por Carlos A. Gorosito – Ex Intendente de Saladillo

El sociólogo y ensayista Giuliano Da Empoli empieza su libro “El mago del Kremlin” con esta frase del filósofo francés Alexandre Kojève que dice: “La vida es una comedia en la que hay que actuar seriamente”.

La obra de Da Empoli es una ficción sobre la fascinación por el poder y el mal. A Santiago Caputo lo llaman el “Mago del Kremlin”, en alusión a la mencionada novela.

En estas horas le están atribuyendo a Santiago Caputo una gran intervención en la arquitectura política que determinó que los senadores misioneros que responden políticamente al ex gobernador Rovira votaran en contra el proyecto de ley llamado Ficha Limpia, cuando antes de la sesión habían afirmado que votarían a favor.

Si bien es cierto que en esta coyuntura electoral el mencionado proyecto tenía nombre y apellido, que era el de la ex Presidente y Vicepresidente de la Nación, y que muchos Jueces no juzgan conforme a los criterios de la Justicia sino con criterios políticos, es igualmente cierto que Argentina necesita tener una ley de Ficha Limpia para que quienes hayan sido condenados por la Justicia por corrupción no puedan ser candidatos, pero también necesita tener una justicia justa, donde prime la equidad y no las subjetividades políticas.

Antes de la sesión, se había manifestado que se contaba con el número de legisladores suficientes para aprobar la ley. Sorpresivamente, los senadores misioneros que responden políticamente al Ing. Rovira votaron en contra y, por lo tanto, no hubo ni habrá ley de Ficha Limpia.

El Ing. Carlos Rovira, jefe político de los senadores misioneros, dijo en su provincia que los legisladores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut cambiaron su voto por un pedido expreso que le hizo el presidente Javier Milei.

Más allá de las acusaciones recíprocas entre el PRO y La Libertad Avanza, y endebles declaraciones del jefe de Gabinete Guillermo Francos, el presidente Milei no ha salido a decir que Rovira miente. Por lo tanto, como dice el refrán: “quien calla otorga”.

Tampoco los senadores han explicado porqué cambiaron su voto. En el mes de febrero, la Cámara de Diputados dio media sanción a la ley para que la figura de Ficha Limpia fuera incorporada a la Ley Orgánica de los Partidos Políticos (23.298).

Hoy nadie puede explicar con claridad lo que ocurrió tal vez como dice el filósofo citado en la novela de Da Empoli y el Presidente y muchos y muchas intentan actuar seriamente en la comedia.

Algunos sostienen que ha habido un pacto entre el Gobierno y el kirchnerismo: Ficha Limpia no se aprueba y, al mismo tiempo, la Comisión $Libra no investiga donde una de las principales sospechosas sería la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

Como ha dicho el Comité Nacional de la UCR: “La confesión pública de Rovira pone en evidencia la existencia de un pacto secreto, sellado a espalda de la ciudadanía, cuyo único propósito es garantizar la impunidad de los corruptos”.

Rovira ya habló ante sus compañeros de ruta política y sus dichos fueron recogidos por toda la prensa del país y no salió a desmentir que él nunca dijo lo que se publicó, es decir que el Presidente le pidió que los senadores nacionales de Misiones que le responden cambiaran su voto para dejar sin aprobación la ley que incorpora la figura de Ficha Limpia.

El presidente Milei, a su vez, hizo “mutis por el foro”, o para emplear un oxímoron ha realizado un sonoro silencio.

Quien acusa a todos de ratas y casta, viene a ser la expresión máxima de la casta y con miembros de la casta en su gobierno. Grita contra la casta, pero actúa como casta, y mientras tanto castiga a los más desprotegidos de la sociedad con sus políticas y pretende beneficiar a los sectores parasitarios con sus políticas económicas y financieras.

Corruptos hay en todos los partidos políticos, que la futura que incluya la figura de Ficha Limpia en la Ley Orgánica de los partidos políticos sea lo suficientemente categórica y contundente para que se incluyan a los corruptos de toda naturaleza, a los ladrones de guantes blancos… absolutamente a todos.

En definitiva, que nadie, cuyos delitos hayan sido debidamente probados por la Justicia en procesos legítimos, puedan ser candidatos a ocupar representaciones públicas.