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Después de 65 años, integrantes de la familia fundadora de panadería La Española regresaron a Saladillo

Por Carlos A. Gorosito – Ex Intendente de Saladillo

Don José Domínguez Rodríguez abrió el local de panadería La Española en Saladillo el 11 de junio de 1955. Pronto se cumplirán 70 años de ese acontecimiento. Estaba ubicada en la esquina de la Av. Pereyra y Sarmiento, en un local que le alquilaba a Don Nicolás Soria. Ambas arterias eran por entonces de tierra. Soria y familia tenían su vivienda sobre la calle Sarmiento N°25 (numeración de la época, todavía existe la vivienda).

Era una zona totalmente inundable, toda vez que llovía el agua permanecía por muchos días en la zona. Yo por entonces tenía cinco meses de edad y vivía con mis padres sobre la Av. Pereyra al 740 (entre las calles Sarmiento y Mitre) en la casa de mi abuelo Juan Tenaglia. Era la única vivienda de la cuadra.

La familia Domínguez era española. Venía del Municipio de Acebedo del Rio, que en 1967 se incorporó al Municipio de Celanova. Hoy es una parroquia de este último municipio, de la provincia de Orense (Galicia). Don José Domínguez Rodríguez estaba casado con Clara Ferro González y llegaron a Saladillo con cuatro hijos: Manuel Domínguez Ferro (nacido el 14 de febrero de 1942, tenía 13 años); Teresa Domínguez Ferro (nacida en   de abril de 1943, tenía 12 años); Filomena Domínguez Ferro (nacida el 29 de julio de 1944, tenía 11 años); y Amador Domínguez Ferro (nacido el 30 de marzo de 1946, con 9 años). Todos ellos españoles y en la actualidad todos viven.

Un alambrado dividía la edificación de la panadería con la vivienda donde yo vivía de niño. La leña para alimentar el horno la apilaban junto al alambrado que era la divisoria de las propiedades.

En esa panadería, se elaboraban las distintas variedades de pan, como así también la tradicional galleta de piso que vendían a la clientela del barrio y también llevaban a la zona rural. A la localidad de Cazón la enviaban por medio del tren.

Los productos panificados en la zona rural y los barrios los repartían en un carro cerrado tirado por caballos que recibían el nombre de “Jardinera”. Debían hacerlo de esa manera porque eran las normas de la época para repartir el pan.

Un tío mío, Juan Tenaglia, trabajó en esa panadería. Mi madre, Margarita Elena Tenaglia, solía llevarme a la panadería a comprar pan y dado la amistad que se había entablado con los dueños, me hacían ingresar a la cuadra donde se elaboraba el pan.

Los Domínguez estuvieron solamente 5 años en Saladillo, dado que vendieron la panadería a la familia Iacono, que conservó el nombre de la misma.

En enero de 1960, se trasladaron a la ciudad de Remedios de Escalada (partido de Lanús) y allí pusieron también una panadería. Yo tenía en ese entonces 5 años y se había originado un afecto recíproco con toda la familia Domínguez.

A esa edad, le llevaba flores que arrancaba del jardín que tenía mi madre a la hija mayor de Don José Domínguez, a quien yo le decía “Teresita”. Eran cosas de niño. Recuerdo a que esa edad decía que me iba a casar con “Teresita”.

Los Domínguez se fueron de Saladillo y la panadería La Española, con los nuevos dueños, siguió funcionando en el mismo lugar: en la esquina de Av. Pereyra y calle Sarmiento, hasta que construyeron un local propio en la Av. Pereyra entre las calles Almafuerte y Sarmiento, donde se encuentra en la actualidad.

De manera que la continuidad de la panadería La Española con distintos dueños tiene 70 años ininterrumpidos de actividad en nuestra ciudad. Donde originariamente funcionó La Española luego lo hizo otra panadería con el nombre de La Italiana, que cerró hace tiempo y actualmente hay u comercio de otro rubro.

Hace 65 años que se fueron los Domínguez de Saladillo. Fue una familia que siempre estuvo en mi corazón y en mis recuerdos de niño aún hoy los mantengo.

Durante todos estos años, me he acorado de Doña Filomena, la madre de Don José; de él; de doña Clara, su esposa; y de los hijos: Manolo, Teresita, Filocha (así yo la llamaba a Filomena) y a Amador. Desde 1960, nunca más volví a ver a ninguno de ellos. Traté de localizarlos, pero nunca lo logré.

Como sabemos, en nuestra ciudad se viene realizando desde hace unos años la Fiesta de la Galleta a de Piso a iniciativa del Municipio. Este año se realizó la quinta edición de la mencionada fiesta.

El domingo “grande” fue mi alegría cuando se comunicó conmigo Amador Domínguez, el hijo menor de Don José y Doña Clara, que hoy tiene 79 años de edad, y que cuando se fue de la ciudad tenía 13 años. Me dijo que había venido junto a su esposa Clara Garbin y su hermana Filomena (Filocha) a la Fiesta de la Galleta de Piso y querían verme. Acordamos un encuentro que se produjo este lunes por la mañana en mi casa.

Filomena tiene 80 años, está próximo a cumplir 81 años. Fue emocionante verlos. Pasaron 65 años y yo los estuve buscando durante mucho tiempo.  Estuvimos recordando los tiempos que ellos estuvieron en Saladillo. Me comentaron que en 1955 llegaron a nuestra ciudad en tren y se quedaron maravillados con el edifico de la estación de entonces. Recordaron también las inundaciones frecuentes de la zona donde estaba instalada la panadería, y que mientras estuvieron en nuestra ciudad fueron a la Escuela N°1 “Domingo F.  Sarmiento”, donde los chicos se burlaban de ellos por el acento español de su voz. Ellos eran de la zona de Galicia.

Pero que cuando dejaron Saladillo todos los despidieron con mucho cariño, con mucho amor y recuerdan que los aplaudieron a rabiar cuando bailaron la muñeira y la jota.

A pesar de ser todavía niño, yo los recordaba a todos. A Amador con sus pantalones cortos tocando el bandoneón; a Manolo jugando con los Farías que vivían a una cuadra y media sobre la Av. Pereyra; a Teresita, que en la actualidad tiene 82 años; y a Filocha.

Todos ellos llevaban en la sangre a la industria panaderil, la conocieron desde niños y trabajaron en el rubro. El pan sigue siendo un imán para ellos.

Regresaron a la primera ciudad donde vivieron cuando llegaron a Argentina. Yo he tenido la satisfacción de volver haberlos después de 65 años.

Todos estamos distintos porque el tiempo pasó en forma inexorable, pero fue un momento de emoción volver tanto tiempo atrás con la memoria y rescatar hechos salientes de nuestra vida.

Todo fue en el marco de la 5ta edición de la Fiesta de la Galleta de Piso que seguramente perdurará por generaciones. Los despedí con un fuerte abrazo y les regalé a cada uno un mate con la imagen del ex Gobernador Dr. Alejandro Armendáriz, hijo dilecto de nuestra ciudad.

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