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Política

“Debemos yrigoyenizar y alfonsinizar al radicalismo”

Por Carlos Gorosito – Ex Intendente de Saladillo

Este martes se cumplieron 183 años del nacimiento del Dr. Leandro N.  Alem. Había nacido el 11 de marzo de 1842, en el barrio de Balvanera de la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Alem le dejó un gran legado al país: la creación de la UCR. Y da esta definición del radicalismo al fundarlo: “Nuestra causa es la causa de los desposeídos”. Ahí está la esencia del radicalismo y jamás debemos abandonarla.

Ochenta y cinco años después del nacimiento de Alem, nació el 12 de marzo de 1927 en la ciudad de Chascomús el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín: un prócer contemporáneo y no sólo del radicalismo, sino de nuestra Patria.  Hoy recordamos el 98° aniversario de su nacimiento, cuya figura humana y política se agiganta día a día por su aporte al país.

Fue un gran militante político. Desde muy joven abrazó la causa del radicalismo y se constituyó en uno de los mejores intérpretes de los valores fundacionales del partido. Militante político por definición, no hay ciudad de la provincia de Buenos Aires y del país que no haya visitado durante su larga y fructífera trayectoria política.

Fue un profundo conocedor de la condición humana, del hombre común de carne y hueso. Conocía a la gente por su nombre y apellido y alguna característica personal de las mismas.

Puedo dar testimonio de ello porque lo he acompañado en algunas de sus giras durante mi juventud y luego siendo presidente del Comité de la Provincia de Buenos Aires.

Recorrió varias localidades de la provincia y del país, por lo tanto, conocía no sólo las necesidades de la gente, sino también su idiosincrasia. Abrazó las ideas de Alem, de Yrigoyen, de Larralde, de Lebenshon… y las fue actualizando permanentemente porque sostenía que el radicalismo jamás debía cristalizarse en sus ideas.

Reivindicando permanentemente a Ricardo Balbín, entendió en 1972 que había que producir una Renovación y Cambio en la UCR y desde Saladillo acompañamos bajo el liderazgo del Dr. Alejandro Armendáriz.

Fue un defensor de los derechos humanos durante toda su vida. Se plantó ante la dictadura cívico militar iniciada en 1976. En 1982, el 16 de julio, llenó la Federación Box y le habló a la sociedad. Allí donde estuve presente, dijo entre otras cosas: “No habrá democracia sin Fuerzas Armadas democráticas”.

Luego vino el acto del Luna Park el 7 de diciembre de 1982 con un lleno total del estadio. Nosotros cantábamos desde las columnas capitalinas y bonaerenses de la Juventud Radical: “Después del Pocho, después de Balbín, el líder del pueblo es Raúl Alfonsín”.

Recorrió el país con un mensaje de esperanza y paz, predicando la unión entre los argentinos. Fue el cabal intérprete de las demandas políticas, sociales, culturales, económicas de la sociedad argentina de entonces. Y el pueblo, lo eligió presidente el 30 de octubre de 1983, donde el peronismo fue derrotado por primera en las urnas desde su creación en un proceso electoral sin proscripciones.

En el gobierno, honró los postulados radicales que ya antes habían honrado los gobiernos de sus correligionarios Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear y Arturo Illia.

Tuvo que soportar la presión de sectores de las Fuerzas Armadas, cuyas cabezas fueron sometidas a juicio por la violación de los derechos humanos y de los sectores concentrados de la economía que no tienen otro dios que no sea el dios del Dinero.

Hoy, como siempre, en un nuevo aniversario de su natalicio, muchos radicales, revindicamos la figura del Dr. Raúl Alfonsín.

Si el gran legado de Leandro N. Alem fue la creación de la UCR, el gran legado de Raúl Alfonsín partidariamente fue haber llevado al radicalismo al gobierno en un proceso electoral sin proscripciones después de 53 años, desde el derrocamiento de Yrigoyen en 1930.

Y en el gran legado de Alfonsín al país, ha sido recuperación y consolidación del sistema democrático, que implica que desde 1983 se reconoce sin objeciones a quien ha ganado en las urnas.

Tan categórico ha sido el “Pacto Democrático” que hoy preside el país un libertario sin estructura política. Hasta su llegada a la Presidencia de la Nación y que nadie ha objetado, es decir gobierna quien ha sido elegido en las urnas.

Al Padre de la Democracia le debemos que los argentinos podamos votar periódicamente. “Sigan a ideas, no sigan a hombres. Fue mi mensaje a los jóvenes. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva a la política democrática.”

Eso nos enseñó Raúl Alfonsín y eso es lo que debemos hacer. Debemos seguir las ideas que sembraron los padres del radicalismo y que Alfonsín rescató y llevó a la práctica.

Debemos yrigoyenizar y alfonsinizar al radicalismo para que radicalismo sirva a la sociedad en su conjunto, con una opción preferencial por los que menos tienen y para que ningún radical sienta la tentación de pasarse al campo del antipueblo.

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