Se conocen hace casi 50 años y no dejan de frecuentarse. Siempre hay algún motivo para juntarse y festejar. El sábado, en el Centre Mitre, celebraron los 70 años de Deraldo
En el Centro de Jubilados de la calle Mitre, se reencontró este sábado una numerosa “barra de Saladillo” que le hace honor y culto a la amistad.
“Los Amigos de Siempre” se denomina este divertido grupo que se conoce desde hace casi 50 años y se mantiene casi inalterable.
Pasan los años y la amistad, a pesar de las distancias y de las vicisitudes propias de la vida, perdura en el tiempo. Y qué bueno que eso ocurra.

Casi todos los meses se juntan y siempre hay alguna razón para celebrar. Esta vez, el motivo fueron los 70 años del querido Deraldo Luziaga, el más “lejano” de la barra. “Nací en Saladillo Norte y me crié en El Trigo, porque mi papá era ferroviario. Después volví a Saladillo. Con el tiempo, me fui a estudiar a La Plata y desde hace 36 años vivo en Mar del Plata, pero no me olvido nunca de mis raíces y, por supuesto, de mis amigos”, confió Deraldo.
El grupo tuvo sus orígenes allá por 1969, cuando todos tenían entre 14 y 16 años aproximadamente.
“Empezamos a cultivar la amistad durante la adolescencia, y en algunos casos desde la infancia. Era la época en la que empezábamos a salir. También jugábamos a la pelota en la vieja cancha de Urso (donde hoy se encuentra Plaza España)”, evocó Deraldo.

En el Centro Mitre, en el marco de una agradable cena a la canasta que, por supuesto, derivó en baile y fiesta hasta entrada la madrugada del domingo, se juntaron los amigos y sus familias.
“Somos alrededor de 80, y eso que faltaron algunos”, expresó Mario Raciti.
En efecto, casi todos los meses se reúnen para festejar algún cumpleaños o algún otro acontecimiento: “Motivos nos sobran. Mucha gente no lo puede entender. Y nosotros tampoco. Nos encanta reencontrarnos y disfrutar”, destacó.
El grupo, que dentro de poco se volverá a reunir para celebrar los 50 años de casado de otro compañero, se sostiene incondicionalmente, a pesar de las ocupaciones, los compromisos y las responsabilidades laborales que cada uno tiene.
“Es una amistad que perdura a través del tiempo, algo que para nosotros es sagrado. Los años pasan, pero las amistades quedan”, concluyó Raciti.