El 11 de enero se cayó mientras corría en la pista de Saladillo y sufrió una lesión importante, de la cual ya se está recuperando
A los 74 años, y luego de la carrera de importantes logros, el ciclista saladillense Miguel Lubo Marquesano resolvió alejarse de las competencias.
La decisión no fue no azarosa, sino que obedece a una importante lesión que sufrió el 11 de enero pasado, mientras corría en la pista de ciclismo de Saladillo.
“Agradezco a todos los que me ayudaron desde que me caí hasta que llegó la ambulancia y me trasladó al Hospital. No quiero dar nombres, porque son muchos”, expresó en sus redes.

Enfermeros, médicos, traumatólogo, radióloga. En fin, todos cumplieron un papel fundamental en el centro de salud: “Realmente, no tengo palabras para agradecer”, aseguró.
El viernes 14, se realizó una tomografía computada en Clínica Saladillo y los médicos le informaron sobre su lesión en la mano derecha y las vértebras. “Me atendieron todos muy bien, lo mismo que al traumatólogo. El agradecimiento lo hago extensivo a amigos particulares, del Facebook y del WhatsApp. Muchos ciclistas conocidos me escribieron y se acercaron a mi casa a verme. A todos, muchísimas gracias”, expresó.
“Por supuesto, agradezco a mi familia: hijos, yernos, nietos… Todos están a mi lado desde el día que me caí. Y muy especialmente a mi compañera Adriana, que me atiende las 24 horas del día”, expresó Lubo, que afortunadamente ya está en franca recuperación.
“El secreto está en cuidarse y tener disciplina”
Miguel comenzó en el ciclismo de competición a los 35 años. Por entonces, trabajaba en el Molino Harinero y Genaro Valor –el conocido peluquero– fue el primero en llevarlo a correr en los torneos zonales.
Por razones laborales, y ante la necesidad de garantizarles el estudio a sus hijos, se alejó del ciclismo durante casi dos décadas. Retornó a los 60 años y demostró que nunca es tarde para volver. “Recuerdo que pesaba 90 kilos y estaba fuera de forma, más allá de que estuve 36 años de árbitro de fútbol”, contó.
De a poco, merced a estrictos entrenamientos, mejoró su performance y cosechó importantes palmares. Llegó a pedalear 60 kilómetros por día, para estar en forma y no perder el ritmo.
La disciplina crono (contrarreloj) es una de sus favoritas, llegando a practicarla cuatro veces al día, en tramos de 9 kilómetros.
En diez años de competencias, Miguel acumuló cinco medallas en el Campeonato Argentino y dos en los Panamericanos.
En 2022, cosechó medalla de plata en la contrarreloj durante el Campeonato Argentino de Ciclismo de Ruta desarrollado en Concepción del Uruguay, y ese mismo año también se consagró subcampeón en el Campeonato Argentino de Ciclismo de Pista, llevado a cabo en la ciudad de Mar del Plata.
Si bien no tiene una dieta estricta, para mantenerse en forma no come fritos. Su base alimentaria siempre fueron las verduras, las frutas, el pollo y las pastas.
“El secreto está en cuidarse y tener disciplina en cada cosa que uno hace. El comportamiento es fundamental y eso me lo dio el deporte”, subrayó.
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