Por Carlos A. Gorosito – Ex Intendente de Saladillo
Hay una frase atribuida a Voltarie que dice: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. En realidad, la frase es de la escritora Evelyn Hall, que escribió sobre la vida del historiador, filósofo y escritor francés.
Hay una paráfrasis de la frase citada que expresa: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero dedicaré media vida a defender que lo puedas decir… y la otra media a combatirlo”.
Defender nuestra propia libertad de expresión es tal vez lo más fácil que existe. Lo esencial, lo sustantivo, significa defender la libertad de expresión de los que piensan distinto que nosotros.
Siempre, siempre donde esté vigente la libertad de prensa, existe la posibilidad de la refutación.
La libertad de expresión debe darse por descontada en una democracia, aunque en muchos lugares del mundo, aun en los sistemas democráticos, se busca acallar a los que piensan diferente.
La censura no sólo daña al censurado, sino al conjunto de la sociedad al bloquear la posibilidad de que otros expresen visiones distintas o diferentes sobre un tema.
Hoy, 3 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Ocurre desde 1994 y fue instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas y también por UNESCO en 1991.
Se conmemora el aniversario de la Declaración de Windhoek, un documento sobre los principios de la libertad de prensa elaborado en 1991 por periodistas africanos en Windhoek, Namibia.
La mencionada declaración, entre otros puntos, sostiene que “por prensa independiente debe entenderse una prensa sobre la cual los poderes públicos no ejerzan ni dominio político o económico, ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para la producción y difusión de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas”.
También dice: “Por prensa pluralista, debe entenderse la supresión de los monopolios de toda clase y la existencia del mayor número posible de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas que reflejen la más amplia gama posible de opiniones dentro de la comunidad”.
La declaración de Windhoek, también señala que “el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista, y libre son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para el desarrollo económico”.
En 1991, los firmantes de la Declaración de Namibia expresaron que “la tendencia mundial hacia la democracia y libertad de información y de expresión es una contribución fundamental a la realización de las aspiraciones de la humanidad”.
Sin embargo, hoy notamos que hay una regresión en muchos países del mundo poniéndose límites a la libertad de expresión por parte de los gobiernos e incluso de dueños de las propias empresas periodísticas, como ocurre con Jeff Bezos, actual dueño de The Washington Post, cuando frenó la decisión de periodistas del diario de respaldar la candidatura presidencial de Kamala Harris.
En Argentina, el presidente Milei se muestra abiertamente hostil hacia sectores de la prensa con ataques directos a periodistas con cuyo pensamiento no coincide.
En estos últimos días, ha dicho sobre los periodistas: “La gente no odia lo suficiente a estos sicarios con credencial”, y que “si los conocieran mejor, los odiarían aún mucho más que a los políticos”.
No voy a hacer una enumeración, pero es larga la lista de periodistas atacados por el presidente argentino. Ataca aun a aquellos que son oficialistas, cuando muestran una mínima disidencia con sus opiniones o acciones gobierno.
A un presidente como el nuestro habría que recordarle esta frase: “Si no creemos en la libertad de expresión de quien detestamos, no creemos en ella”. Pertenece lingüista, filósofo, politólogo y estadounidense de origen judío Noam Chomsky.
Voy a citar una vez más en mis escritos a Liu Xiaobo, defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 2010, cuando dice: “La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad”.
La libertad de expresión es un derecho humano y los derechos humanos se los protege y defiende siempre.