“Pidamos a Dios que todo el bien que Francisco le ha hecho a la Iglesia y a toda la humanidad, continúe dando frutos”, expresó el padre Francisco Molfesa

Ante una numerosa presencia de fieles, se ofrecieron esta tarde en Saladillo sendas misas para orar por el descanso eterno del Papa Francisco.

La primera celebración, presidida por el párroco Walter Kowalski, se realizó en la Capilla Cristo Rey y la segunda, oficiada por el vicario Francisco Molfesa, se llevó a cabo en el Templo Parroquial.

“Si bien venía con problemas de salud, la muerte del Papa no nos deja de sorprender. El Domingo de Pascua estuvo presente y, gracias a Dios, tuvimos la dicha de verlo por última vez y recibir su bendición”, expresó el padre Francisco Molfesa.

“El Papa vivió esta Pascua con una intensidad especial. Hoy vivimos su paso a la vida eterna, algo que nos anima, nos consuela y nos reconforta, a pesar de la aflicción que nos genera su partida física”, agregó el vicario de la Parroquia.

“El Papa, durante su Pontificado, nos habló con mucho vigor a los jóvenes, animándonos a que no nos quedemos quietos, a que hagamos lío, y nos ofrezcamos por Dios y por los demás. Él lo demostró con sus palabras y también con su testimonio”, destacó.

“El Papa, que eligió el nombre de San Francisco de Asís en favor de los más débiles y necesitados, también trabajó por la reforma de la Iglesia. Vivió un momento de renovación eclesial, como impulso nuevo del Espíritu Santo para todos”, enfatizó.

“Recemos por su eterno descanso y pidamos a Dios que todo el bien que le ha hecho a la Iglesia y a toda la humanidad, continúe dando frutos”, puntualizó el presbítero.